Despabilar

1 mar 2010

Continuamos con el análisis de las publicidades del verano y sus mensajes. En este caso, nos ocupamos de Pepsi, con su cambio de imagen o mejor dicho, la maduración de su discurso dirigido a la juventud.

“Coca es más rica, pero Pepsi tiene más onda”, me sentenció un amigo hace tiempo ante el debate espontaneo y reiterativo sobre: ¿qué gaseosa es más rica? Es que es innegable como Pepsi se instaló en el público joven con la participación de estrellas de la música en sus spots y la organización de festivales de rock, entre otras estrategias.
En el 2009, la marca renovó su logo y lo comunicó con una campaña nueva, llena de colores, simple y con el lenguaje de emoticón. En el plano de lo discursivo, hay una maduración de aquel mensaje adolescente, ahora se apela a transcender, superar los complejos y pensar colectivamente, que indican ciertas señales de quiebre con los preceptos de la Posmodernidad.
En las situaciones de los spots, se presenta la posibilidad de “unirse a una causa”, “formar una banda”, “animarse” al ganarle a los miedos. En estas propuestas, se deja de lado al individualismo competitivo y se dirige hacia una cuestión solidaria, de poder pensarse como un actor de cambio en este mundo que parece colapsar. Pero, en esta tarea hay que dotarse de valentía ya que nada asegura que alcance la vida para ver resultados, mucho menos en una cotidianeidad que nos imprime un ritmo vertiginoso y no admite esperas.
En cuanto a la música, el tema de Los Tipitos “Algo” es inspirador y sigue la clave del lenguaje de Pepsi, sin provocar contradicciones con el resto de la pieza televisiva. Cuando la campaña pasa al medio radial falla estrepitosamente, ya que queda dependiendo de lo audiovisual y al sólo reproducir la música muestra la incapacidad de transmitir este concepto renovado de la marca (error que muchas otras campañas suelen cometer).
El mensaje de Pepsi es compacto y sin dudas, tiene su correlato en los intereses de muchos jóvenes. Incluso, en como los partidos políticos y la militancia no aparecen como espacios para cambiar la realidad. Pero la intención está presente en la juventud. En síntesis se trata de comprometerse a futuro y saber esperar cuando todo nos dice que no hay lugar para la esperanza.