"Usted no lo sabe, pero usted depende de ellos!
Usted no los conoce! Ni se los cruzará en su vida!
Pero esos hijos de la gran puta tienen en sus manos, en su agenda electrónica,
en la tecla intro del computador, su futuro y el futuro de sus hijos.
Usted no sabe qué cara tienen! Pero son ellos quienes lo van a mandar al paro
en nombre de un tres punto siete, o de un índice de probabilidad del cero coma
cero cuatro.
Usted no tiene nada que ver con esos fulanos, porque usted es digamos, empleado
de una ferretería o la cajera de un almacen.
Y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio -o al revés-, ellos
van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés
cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de
acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como
quien comenta el partido del domingo.
Usted no los conoce ni en pintura! Pero esos conductores suicidas que circulan
a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día
menos pensado y ni siquiera le quedará a usted el consuelo de ir en la silla
de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro
público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos
expertos en el dinero de otros.
Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo; porque siempre ganan ellos,
cuando ganan, y nunca pierden ellos, cuando pierden.
No crean riqueza, sino que especulan.
Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tiene
que ver con la economía productiva.
Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los
poderosos de la tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.
Esto no puede fallar, dicen; aquí nadie va a perder; el riesgo es mínimo!
Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio,
grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia.
Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la
unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el
consorcio euroasiático y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría
en la aventura, meten viruta por un tubo y luego se sientan a esperar ese pelotazo
que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.
Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la
segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no
se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que
ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo
es euforia! y palmaditas en la espalda! y hasta entidades bancarias oficiales
comprometen sus reservas de divisas! Y esto, señores, es Jauja !!!!!!!
gran J
auja.
Y de pronto resulta que no! De pronto resulta que el invento tenía sus fallos!!!
Si;tenia fallos. Que lo de alto riesgo no era una frase, sino que exactamente
eso:alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el
saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la
economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces -¡oh, prodigio!- mientras
que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los
que
especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.
Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios
que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly o Monopol
o como lo llamen, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros.
Entonces, resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son
colectivos y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de
emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó.
Y esa
solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la pagan con su
pellejo, con sus ahorros, y a veces con sus puestos de trabaj
o, Mariano Pérez
Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los demas millones de infelices
Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la
mañana para ganarse la vida.
Eso es lo que viene, me temo.
Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca
faltarán
fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que
juegan a la
ruleta rusa en cabeza ajena. Así que podemos ir amarrándonos
los machos! Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos
deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta
esp
eculación y tanta poca vergüenza o en el idioma vulgar: tanta mierda.
( O como diria mi amigo "el esquimal", que es muy buen padre, muy buen
esposo, muy buen trabajador, pero muy vulgar en su forma de expresarse
y tan pero tan sincero, el diria que ES MUY FACIL SER PUTO CON EL CULO
AJENO!!! )"

Artículo del escritor español Arturo Pérez-Reverte, publicado en "El
Semanal" el 15 de noviembre de 1998 y muy difundido en los últimos meses por forward.